La riqueza en Latinoamérica está en pocas manos. Siempre ha
sido así. La mano invisible del mercado acarició solo a unos pocos, aquellos
bien posicionados alrededor de la gente a cargo de los gobiernos. Laissez faire et
laissez passer, et l`Amérique Latine, n´a pas allée de lui même. Dejar
hacer y dejar pasar y América Latina no a ido sola, el “orden espontáneo” no
fue eficiente a la hora de distruibuir entre todos los habitantes. Tampoco fueron eficientes los gobiernos
llamados “populistas” por sus adversarios, dispuestos a darle una mano visible a
la mano invisible: la pobreza en Latinoamérica nunca dejó de crecer. Tanto
creció, que pasó a llamarse “exclusión”. Millones de personas fuera del alcance
de la mano, afuera del todo.
En Argentina, el primer gobierno que procuró dar una mano a
los olvidados por el mercado, fue el de Juan Perón. Inició el proceso de
industrialización, que proveyó mayores posibilidades laborales. Esos puestos de
trabajo estaban en las ciudades y miles de personas emigraron hacia ellas. Los
que vivimos a la vera del Riachuelo es una historia de inmigrantes que
llegaron a la ciudad de Buenos Aires en busca de trabajo. Los salarios que
obtenían no les alcanzaba para pagar un alquiler, ni la luz, el gas o los
impuestos. Entonces se instalaron en terrenos desocupados que pertenecían al
estado y construyeron sus propias viviendas. La gente que vivía en la ciudad
llamó a estos barrios, “villas” y a sus habitantes “villeros”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
charlemos por acá