Ariel
Querías que escribiera tu vida, Ariel,
De 38 años, ahora en la villa 31, y ya
cansado de la calle.
Antes te gustaba mucho lo ajeno, dijiste. Demasiado.
No de arrancarme la cartera nomás. Con arma y
saña.
Entonces pasaste tres años y medio en cinco
penales,
recibiste 6 balazos, perdiste una pierna, a
tu esposa.
Tu hijo está en una granja de recuperación de
adictos.
La demografía se reproduce y bulle y el
sistema desprende Arieles,
como sobras, saldos, desechos. Escorias.
Víctimas con la sola perspectiva de culpables
o andrajos de pasta base.
¿Dónde está el gobierno cuando sólo hay
limosna para vos, Ariel,
pan para ahorita, hambre para mañana, tarde y
noche?
Limosna de monedero de señora bien a cambio
de calmarle la culpa,
Limosna de puntero a cambio de anotarte en su
lista de votantes-escorias.
Ni siquiera, dijiste. No tengo documento, no
tengo nada. No existo.
No existís en los discursos tampoco, Ariel, menos
aún en las futuras escuelas, trabajos, hospitales.
Pero yo hundí mi dedo en los agujeros que te
hicieron las balas,
mi tierno sobreviviente.
¿Vas a estar mañana, Ariel, en la misma
vereda, cuando vaya a responderte lo que dijo la periodista que te prometió la
pierna ortopédica?
DIOS TE BENDIGA HIJA.
ResponderEliminarqué dura realidad, Ine!
ResponderEliminarme metí de lleno en la historia!
beso grande! Isa.
gracias x leerlo y comentar!
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